María, Madre de Misericordia, tú has recibido del anciano Simeón el anuncio de la pasión de Jesús, concede a los que te veneramos como Madre dolorosa, conocer que el amor también se manifiesta en medio del dolor, y aceptarlo con esperanza para la salvación de todos los hombres.
Amén
Soneto de Simeón
El corazón te partirá una espada de odio, de violencia, de pecado
la mentira en que el hombre está engañado será duro puñal, daga afilada.
Este Niño es luz de las naciones, el cantor de justicias y amores,
crecido cual: "Varón de dolores", descubridor de nuestras intenciones.
La ternura de Dios yace en mis brazos;
¡tanto contar los años y los días urdiendo risa y llanto en los abrazos!
Yo anciano puedo morir tranquilo porque mis ojos vieron al Mesías
cuya esperanza me mantiene en vilo.
