María, tú sabes de la experiencia del exilio, la emigración y la condición de refugiados. Por eso te pedimos que intercedas por todos los que sufren a causa de las tiranías de este mundo, y nos ayudes a no olvidar el dolor de los que han de separarse de su tierra por cualquier motivo
Amén
Soneto de San José
No se cansó del peso mi jumento
ni el alba adelantó su fulgor puro
Tomé al Niño y su Madre, estaba oscuro,
y rápido embarqué en fugaz momento.
La barca no zozobra por el Nilo,
al cruzar de la tierra de la huida
hasta esta otra patria de acogida
que es refugio de paz, mientras vigilo.
Yo, José, ahora me comprometo
a enseñarle a mi hijo las memorias
de su tierra lejana, en el respeto
de estar entre los últimos del mundo,
olvidados en patera de parias
pero capaces del amor fecundo.