La Oficina de Prensa de la Santa Sede publicó el mensaje del Papa Francisco para el Jubileo de los
Adolescentes de 13 a 16 años en el marco del Año de la Misericordia, que se
celebrará del 23 al 25 de abril de este año.
El texto lleva por título “Crecer misericordiosos como el Padre” y ha sido dado a conocer en italiano, francés, inglés, alemán, español y portugués. En él el Papa anima a los muchachos a caminar contra corriente y a “aprender a ser valiente en el amor concreto y desinteresado”.
A continuación el texto completo del mensaje:
“Queridos jóvenes:
La Iglesia está viviendo el Año Santo de la Misericordia, un
tiempo de gracia, de paz, de conversión y de alegría que concierne a todos:
grandes y pequeños, cercanos y lejanos. No hay fronteras ni distancias que
puedan impedir a la misericordia del Padre llegar a nosotros y hacerse presente
entre nosotros. Ahora, la Puerta Santa ya está abierta en Roma y en todas las
diócesis del mundo.
Este
tiempo precioso también os atañe a vosotros, queridos jóvenes, y yo me dirijo a
vosotros para invitaros a participar en él, a ser protagonistas, descubriendo
que sois hijos de Dios (cf. 1 Jn 3,1). Quisiera llamaros uno a uno, quisiera
llamaros por vuestro nombre, como hace Jesús todos los días, porque sabéis bien
que vuestros nombres están escritos en el cielo (Lc 10,20),
están grabados en el corazón del Padre, que es el Corazón Misericordioso del
que nace toda reconciliación y toda dulzura.
El Jubileo es todo un año en el que cada momento es llamado santo, para que
toda nuestra existencia sea santa. Es una ocasión para descubrir que vivir como
hermanos es una gran fiesta, la más hermosa que podamos soñar, la celebración
sin fin que Jesús nos ha enseñado a cantar a través de su Espíritu. El Jubileo
es la fiesta a la que Jesús invita a todos, sin distinciones ni excepciones.
Por eso he querido vivir también con vosotros algunas jornadas de oración y de
fiesta. Por tanto, os espero el próximo mes de abril.
«Crecer misericordiosos como el Padre» es el título de vuestro Jubileo,
pero es también la oración que hacemos por todos vosotros, acogiéndoos en el
nombre de Jesús. Crecer misericordioso significa aprender a ser valiente en el
amor concreto y desinteresado, comporta hacerse mayores tanto física como
interiormente. Os estáis preparando para ser cristianos capaces de tomar
decisiones y gestos valientes, capaces de construir todos los días, incluso en
las pequeñas cosas, un mundo de paz.
Vuestra edad es una etapa de cambios increíbles, en la que todo parece
posible e imposible al mismo tiempo. Os reitero con insistencia: «Permaneced
estables en el camino de la fe con una firme esperanza en el Señor. Aquí está
el secreto de nuestro camino. Él nos da el valor para caminar contra corriente.
Lo estáis oyendo, jóvenes: caminar contra corriente. Esto hace bien al corazón,
pero hay que ser valientes para ir contra corriente y él nos da esta fuerza
[...] Con él podemos hacer cosas grandes y sentiremos el gozo de ser sus discípulos,
sus testigos. Apostad por los grandes ideales, por las cosas grandes. Los
cristianos no hemos sido elegidos por el Señor para pequeñeces. Hemos de ir
siempre más allá, hacia las cosas grandes. Jóvenes, poned en juego vuestra vida por grandes ideales»
(Homilía en la Misa de
Confirmación, 28 abril 2013).
No me olvido de vosotros, chicos y chicas que vivís en situaciones de
guerra, de pobreza extrema, de penurias cotidianas, de abandono. No perdáis la
esperanza, el Señor tiene un gran sueño que quiere hacer realidad con vosotros.
Vuestros amigos y compañeros que viven en condiciones menos dramáticas se
acuerdan de vosotros y se comprometen a que la paz y la justicia lleguen a
todos.
No creáis a las palabras de odio y terror que se repiten a menudo; por el
contrario, construid nuevas amistades. Ofreced vuestro tiempo, preocupaos
siempre de quienes os piden ayuda. Sed valientes e id contracorriente, sed
amigos de Jesús, que es el Príncipe de la Paz (cf. Is 9,6): « En él todo habla
de misericordia. Nada en él es falto de compasión» (Misericordiae vultus, 8).
Ya sé que no todos podréis venir a Roma, pero el Jubileo es verdaderamente
para todos y se celebrará también en vuestras iglesias locales. Todos estáis
invitados a este momento de alegría. No preparéis sólo mochilas y pancartas,
preparad especialmente vuestro corazón y vuestra mente. Meditad bien los deseos
que presentaréis a Jesús en el sacramento de la Reconciliación y de la
Eucaristía que celebraremos juntos.
Cuando atraveséis la Puerta Santa, recordad que os comprometéis a hacer
santa vuestra vida, a alimentaros del Evangelio y la Eucaristía, que son la
Palabra y el Pan de la vida, para poder construir un mundo más justo y
fraterno.
Que el Señor bendiga cada uno de vuestros pasos hacia la Puerta Santa. Rezo
por vosotros al Espíritu Santo para que os guíe e ilumine. Que la Virgen María,
que es Madre de todos, sea para vosotros, para vuestras familias y para cuantos
os ayudan a crecer en la bondad y la gracia, una verdadera puerta de la
Misericordia.
Vaticano, 6 de enero de 2016, Solemnidad de la Epifanía
FRANCISCUS
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