jueves, 7 de abril de 2011

El Pregón de una Madre

Siempre ha pasado desapercibida, quizá porque ha sido gobernada desde siempre por gente joven a los que no se les toma demasiado en serio. Quizá por el lugar que ocupa en nuestra Semana Santa no es uno de los lugares más emblemáticos. Quizá porque su idea de fundación y su crecimiento se quedó "corto" para muchos cofrades, por el mero hecho de que el paso no tiene palio, porque hay mujeres costaleras o porque su patrimonio es escaso y a veces aunque digno, no demasiado artístico. De mi hermandad destacaría muchas cosas, muchas vivencias, muchas anécdotas, pero hoy debo hablar de ella como un elemento dentro de la semana santa que pregono, por eso voy a destacar las tres cosas que creo que ha aportado a nuestra Semana Santa: lo primero, muchos niños y jóvenes cofrades, porque aunque ya no son solo niños los que acompañan a la Virgen cada Viernes Santo, mi hermandad sigue llena de juventud y de nuevos cofrades que van llegando a este mundo, sobre todo a través de sus cuadrillas de costaleros y costaleras, la primera cuadrilla mixta a costal de España. Lo segundo: un poco de alegría y aire fresco a la pasionaria de San Pedro. Cada mañana de Viernes Santo, las calles de nuestra ciudad se vuelven un poco más niñas, un poco más jóvenes, más alegres cuando esta Virgen tan bella sale. Y la tercera y la más importante: su Imagen Titular, nuestra Virgen, los hermanos de mi hermandad tienen una cualidad que es digna de resaltar, un amor incondicional hacia su Imagen Titular. En esta hermandad la mayoría de los hermanos no le dan excesiva importancia a si el paso es más grande o más pequeño, si hay o no libro de reglas, Senatus, palio, candelería, ect. ect. He llegado a la conclusión que la Virgen de la Misericordia es para todos nosotros una imagen de culto tan íntima que la llevamos en el interior como una amiga, una confidente, alguien que sabe nuestros secretos mejor guardados. Si les digo, que como imagen es la más bella, seguro que muchos me diran que no. Eso es lo normal cada uno elige o su corazón le impone una imagen de la Madre de Dios. La mía y la de mis hermanos es la Virgen de la Misericordia. Nos trasmite mucha ternura, mucha paz y muchas ganas de vivir. Solo me falta decir que mi hermandad es perfecta pensarán ustedes. Pues no, porque necesita seguir creciendo sin olvidar sus raices y lo que ha significado para todos, pero para seguir creciendo, eso sí, esta hermandad necisita nuestro apoyo, el de todos los cofrades que hemos salido de su cantera. Si todos los jóvenes que hemos salido de sus entrañas, lucharamos juntos para avanzar, habría muy pocas hermandades que fuesen tan nutridas y tuviesen tanta ilusión como esta.
Alejandro Simón. Magno Pregón 2011

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