Porque cada detalle cuenta, cada color tiene su significado, cada flor su liturgia y expresada al máximo podemos contemplar como se embellece el rostro cuando se derrite la cera ante sus lágrimas, y ante la ejecución de ese efímero arte, derrochado en la obra de ataviar tan bella dolorosa para que luzca radiante en el día de su festividad, al comienzo de un nuevo curso cofrade, queda decir de parte de esta que es tu hermandad, Gracias Javier por tu voluntariosa entrega y dedicación para con la Virgen de la Misericordia.
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